Verdugos de Cristo

19. febrero 2024 | Por | Categoria: Jesucristo

Resulta una lección muy instructiva y simpática del Evangelio el echar una mirada a los personajes que intervinieron en la Pasión de Jesucristo. Los hubo buenos y malos. Hoy, nos vamos a fijar en los malos, en los responsables, en esos que nos caen tan mal y que se ven muy reproducidos en la sociedad moderna. Existen hoy muchas personas que doblan a esos personajes de una manera extraordinaria…, y no solo en películas ficción, sino en la realidad de sus vidas.

La carta a los Hebreos tiene una expresión misteriosa, y da mucho que pensar. Dice que quienes cometen el pecado, crucifican de nuevo al Hijo de Dios en sus corazones, exponiéndolo a pública vergüenza (Hebreos 6,6)
Habla, ciertamente, del pecado de la apostasía, de los que reniegan de su fe recibida en el Bautismo. Pero, por una extensión muy natural, se aplica proporcionalmente a todo pecado. De una manera mística —misteriosa, pero real—, Cristo sigue siendo crucificado en muchos corazones.
Viene ahora nuestra pregunta:
– ¿Quiénes son y cómo actúan hoy los verdugos de Cristo?…
Pues, bien; son los mismos de ayer. Tienen unos patrones que no cambian con los tiempos. Nos convencemos de ello con sólo echar una mirada a los personajes de la Pasión. Los repasamos brevemente.

Anás y Caifás empiezan por prepararlo todo. Ellos urdieron la trama. ¡Es necesario que ese Jesús muera! Pero hemos de actuar con cautela. Buscar la ocasión. Nada de hacerlo ahora públicamente. Estar al acecho… Vieron después clara la inocencia de Jesús. Serían malos, pero no eran tontos. Sumos pontífices venales, no iban a tolerar a ése Jesús que podía minar su autoridad.
Como siempre, los sembradores del mal saben manejar los hilos a escondidas. No dan la cara. Se esconden en el anonimato. Si son descubiertos, la pagarán otros menos culpables. Anás y Caifás son la estampa del abuso de los grandes. No tendrán la razón, pero impondrán su voluntad. Caerá quien caiga, pero ellos seguirán en el poder. Y siempre, remitiendo Jesús a Pilato…, para que los culpables sean otros.

Judas es el primer personaje y el peor de todos, llega por la avaricia al endurecimiento del corazón, al sacrilegio, al abuso de la amistad, a la entrega de Jesús, a la desesperación, al suicidio…
¿Sigue Judas vivo?… Mientras en el mundo corra el dinero, los Judas abundarán a montones. El dinero es el inspirador de los mayores crímenes. Al dinero obedecen la mafia, los carteles de la droga, la pornografía, la devastación de los bosques, el imperio de las multinacionales, la opresión de los pobres… Jesucristo sigue siendo vendido por una baratura o por cantidades inmensas. Lo mismo da. Su suerte está echada por el dinero…

El criado del pontífice Anás es un personaje interesante, aunque secundario, aquel que dio una bofetada a Jesús para ganarse las simpatías de su amo. No deja de ser también muy interesante.
Cuántas veces, por conquistar el aprecio del jefe, sea el que sea, se hunde al compañero o a la compañera, aplastando al Cristo que vive en ellos…

Herodes, el rey sensual, es muy significativo en la Pasión de Jesús. Asesino de Juan el Bautista, adúltero que vive con una cuñada, se venga de Jesús echándole un vestido de loco.
Es el tipo del dios-sexo, del rey-sexo que manda en el mundo. El ansia incontrolada de placer, sin miramiento a ley divina que valga, es modernamente el verdugo primero que sigue crucificando a Jesucristo.

Pilato, desde luego, es personaje central. Por débil y por cruel a un tiempo; por respeto humano y por cobardía. Y por politiquería, para no perder el puesto, desaprovechó la ocasión de convertirse en un héroe del deber. Su mujer, grito de la conciencia, se lo advirtió a tiempo: No te metas con ese justo…
Pilatos modernos, los hay a montones. Son todos los que claudican cuando se impone un deber sagrado. Se pasa por encima de la conciencia, aunque caiga el mismo Cristo…

¿Barrabás?… Podríamos llamarlo el granuja con suerte. Debía morir, y hubo de pagarla otro por él.
Imagen de los malos, los criminales, los culpables, que quedan libres y andan muy tranquilos, mientras la pagan tantos inocentes. Lo mismo que en la Pasión. Jesús, a la cruz… Los suyos, a sufrir… Los malos, libres del todo…
Se dice muchas veces que los malos son los que tienen más suerte en esta vida, mientras que los buenos son los que más sufren. Y es cierto. Aunque, si miramos todo con los ojos de la fe, pronto descubrimos que no son esa gente feliz la que más suerte tiene, porque el remordimiento de conciencia lo llevan muy adentro, y con el remordimiento la tortura del alma. Mientras que los buenos, en medio de la prueba y del dolor, tienen una paz que esos granujas con suerte no conocen ni por asomo…

Los soldados, finalmente, nos dan pena. Ignorantes y brutos, fueron los tontos útiles, como decimos vulgarmente. Ejecutaron toda la Pasión: azotes, espinas, crucifixión, y, sin embargo, fueron los menos culpables. Hacían lo que se les decía. Y ellos obraban por instinto.
Igual que hoy, podríamos decir. En la crucifixión del Cristo que padece y muere actualmente, los negociantes del vicio son mucho más responsables que los consumidores. Día llegará en que Jesucristo, que vendrá a pedir cuentas, dejará las cosas en claro…

La pasión de Jesucristo sigue… Nosotros no queremos ser sus ejecutores. Preferimos decirle al Cristo Salvador:
– ¡Por tu pasión y tu muerte, salva, Señor, al mundo que mucho te necesita!…

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