¿Sabes Orar?

13. marzo 2010 | Por | Categoria: Diversos

Sabemos que una de las soluciones para poder sobrellevar todo lo que se está viviendo en la vida de hoy es la Oración.

Pero, qué es la oración.
Según el catecismo de la Iglesia, «Es la elevación del alma hacia Dios». Es una «relación de alianza entre Dios y el hombre en Cristo». «Es acción de Dios y hombre; brota del Espíritu Santo. Dirigida por completo al Padre y en comunión con Él».

Es un impulso del corazón, es una elevación del alma al cielo. Es un reconocimiento de que Dios lo Es todo y que lo necesitamos. Se puede decir que es una necesidad de amparo, de protección, es un don que viene generalmente solo, pero si no se ha descubierto hay que pedirlo, pero, «La humildad es una disposición necesaria para recibir gratuitamente el don de la oración» (Catecismo de la Iglesia Católica ).

Ahora otra pregunta; ¿sabemos hacer oración?
La oración es una condición indispensable para poder obedecer los mandamientos de Dios, pero, Tenemos que aprender a orar con el corazón . Hay que saber qué significan las oraciones que rezamos y sentir la dulzura de cada palabra, para poder así sacarle mucho provecho.

Formas de oración
Hay muchas y personales formas de orar, según el espíritu guié a cada uno, pero sin embargo, se puede definir las formas de orar más establecidas. Vamos a hacer un pequeño resumen.

Orar con el Corazón
Tenemos que sentir el corazón. Que nuestra mirada interior penetre en el corazón lo más vivo que se pueda. Escuchemos el latir del corazón, y mientras se reza, se va a ir sintiendo el gozo y la dulzura interior de la oración que se va pronunciando con los labios.

Tratemos de unir mente, corazón y las palabras. Según vayamos avanzando en la oración iremos sintiendo en el corazón una ternura espiritual especial y se irá obteniendo el fruto de la dulce oración con el corazón. Y esto, va llevando, sentir más deseos de orar.

El verdadero fruto de la oración con el corazón, es una alegría, un gozo y una paz que no se pueden expresar y que no se puede comparar con ningún gozo humano. En la oración se llega a sentir tal dulzura que no puede haber persona más feliz que el que ora con el corazón.

La oración se divide en dos grupos: Vocal e interior o mental.

  • La oración vocal es la que hacemos en voz alta.
  • La oración interior, es silenciosa es la que fluye dentro de la mente y el corazón de la persona.

La oración espontánea.
Es la que brota de cada persona, es traer a la boca lo que el Señor pone en el corazón. La oración espontánea es muy utilizada en los grupos, cada uno dice en voz alta lo que va sintiendo y los demás escuchan y se aprovechan de ella en ese compartir y se anima unos a otros al crecimiento y a permanecer en la oración.

Oración de alabanza.
Mediante la alabanza, el Espíritu Santo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Se le da gloria no solo por lo que ha hecho sino porque El ES. La alabanza reúne a las otras formas de oración y la lleva a Dios Padre.

Oración de suplica o petición.
Es para obtener perdón o pedir algo que se necesite. Esta centrada en el deseo y en la búsqueda del reino de Dios, según las enseñanzas de Jesús.

Oración de intercesión.
Es una petición a favor de otro y se debe hacer hasta para los enemigos. Nos une estrechamente a Jesús. Él es el intercesor ante el Padre en favor de todos los hombres, especialmente de los pecadores.

Las oraciones de intercesión de una madre o un padre por sus hijos poseen señalada eficacia, pues detiene y desvía los rayos de la divina venganza, poniéndose de por medio entre ella y los pecados de los hijos para alcanzar misericordia.

La meditación.
Es una forma de hablar sin palabra. La meditación hace intervenir el pensamiento, la imaginación, la emoción y el deseo. Esto es necesario para profundizar en la fe. Ayuda a la conversión del corazón y fortalece la voluntad de seguir a Cristo.

La meditación se puede aplicar a meditar los misterios de Cristo como en la Biblia o en los misterios del rosario. Esta forma de reflexión es de gran valor, porque nos lleva al conocimiento del amor de Jesús y a la unión con Él.

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