Todos los mensajes de este autor

Soy nada, y sin embargo…

22. enero 2025 | Por | Categoria: Gracia

Una de esas canciones que tanto repetimos comienza así: Yo no soy nada y del polvo nací… Es cierto. No somos nada, y, sin embargo, descubrimos en nosotros tantas maravillas que nos pueden tener pasmados. Maravillas de la gracia de Dios, se entiende. Y el secreto lo encontramos en las palabras de la misma canción, que sigue diciendo al Señor: Pero Tú me amas, y moriste por mí…



La Primera Comunión

21. enero 2025 | Por | Categoria: Familia

Estaremos o no estaremos ahora en el mes de las Primeras Comuniones, pero vamos a hablar de la Primera Comunión como acontecimiento familiar y como el hecho que marca a nuestros niños para toda su vida cristiana.

Cuando hablamos de las fiestas de la familia —fiestas religiosas, se entiende— no sé si encontraremos una más bella, más llena de candor, más querida de todos que la Primera Comunión de los niños. En ella vemos al niño o la niña hacerse uno con su amiguito Jesús. Es sospechar y sospechamos muy bien—―la cara de felicidad que pone Aquel que dijo: ¡Dejad que los niños vengan a mí!



Jesucristo, un fugitivo

20. enero 2025 | Por | Categoria: Jesucristo

Hay páginas del Evangelio que realmente no se entienden. Y son páginas a veces clave para entender toda la vida de Jesucristo. Una de ellas es la huida de la Sagrada Familia a Egipto. Aparte del hecho histórico, un acontecimiento semejante está lleno de significados profundos…



2º. Domingo Ordinario (C)

17. enero 2025 | Por | Categoria: Charla Dominical

Cuando hay una boda célebre, los medios y las revistas del corazón la llaman la Boda del Siglo. Así lo dicen, porque se han olvidado del esplendor de una boda anterior.
Pero si nosotros tomamos el Evangelio de este Domingo, y llamamos a la Boda de Caná “La Boda de los Milenios”, no nos equivocaremos un punto, aunque no se trata de una boda de reinas ni princesas, sino de unos simples aldeanos en un pueblecito minúsculo de Galilea.
Porque aquella boda no ha sido superada por ninguna en dos mil años, ni lo será en los milenios que pueda durar el mundo. Y no hay cámaras de televisión ni periódicos que la sepan transmitir como lo hace el Evangelio…