Nuestra Fe

¿Dónde nos espera Dios?

20. julio 2021 | Por | Categoria: Nuestra Fe

Cuando en una noche serena miramos el firmamento tachonado de estrellas innumerables, la constelación que más nos llama la atención, la más bella de todas, es la de Orión, en medio de la cual vemos esas siete estrellas formando una T inclinada, como trazada por un escritor de muy buen gusto… La contemplaba también una niña pequeña, muy precoz, llamada Teresa, y comentaba a sus papás y hermanas:
– ¡Veo mi nombre escrito en el cielo!
Teresita de Lisieux no se equivocaba, y con intuición y palabras de chiquilla nos hacía el mejor comentario a lo que Jesús nos hace repetir en su oración: “Padre nuestro, que estás en el cielo”…



Ese “nuestro” comprometedor…

13. julio 2021 | Por | Categoria: Nuestra Fe

Una princesa rusa, al pasar por un puente de San Petersburgo, ve a un mendigo que pide limosna, y, generosa y buena, le alarga una moneda de plata. Feliz el pordiosero, viejo e inválido, se apresura a compartirla con otro pobre, ciego, que allí mendigaba también. La princesa, extrañada:
– ¿Dice que son hermanos los dos?…
– No, de sangre no; pero somos hermanos en Jesucristo. Él no ve, y casi no puede mendigar. Es justo que yo pida para él y para mí (Princesa Galitzin)
“Hermanos en Jesucristo”…



¡Padre!…

6. julio 2021 | Por | Categoria: Nuestra Fe

“¡Nos atrevemos a decir!”… ¿Hemos pensado seriamente en estas palabras que decimos antes de rezar el Padrenuestro en la celebración de la Eucaristía? Porque, efectivamente, a no ser que el mismo Jesucristo nos hubiera puesto en los labios la palabra “Padre” para llamar así a Dios, a nadie se le hubiera ocurrido semejante osadía. Y, sin embargo, ésta, y no otra, es la verdad revelada por el mismo Dios: ¡que Dios es ni más ni menos que nuestro Padre!…



¿Que no sabes rezar?…

29. junio 2021 | Por | Categoria: Nuestra Fe

Un día le llegó al Papa Pío XII un regalo muy singular a través de un Obispo húngaro. -Pero, ¿cómo es posible semejante paciencia? ¿Qué ha hecho ese admirable profesor?… Realmente, aquel profesor de Budapest había gastado durante treinta años una paciencia más que benedictina. Investigando, escribiendo cartas a todo el mundo, preguntando a misioneros de todas partes, había coleccionado la oración del Padrenuestro traducida a unas mil lenguas, que ahora presentaba al Papa en un volumen impagable, como un homenaje supremo al Señor Jesucristo que un día la había dictado en arameo…