La seriedad de la fe
19. octubre 2023 | Por Padre Pedro Garcia | Categoria: OraciónLa apostasía, la conversión y la muerte de un sacerdote religioso forman la trama de una historia singular que emociona, a la vez que hace pensar mucho… Era un Padre francés que marchó al norte de África a ejercer su ministerio. Pero, pero… vino la tentación, se ilusionó con la libertad de la vida mahometana, de una moral tan laxa, cedió, abandonó la Iglesia Católica, renegó de la fe, e iba de tumbo en tumbo cara a su perdición definitiva…
Es el primer acto de un drama muy triste.
El segundo acto iba a resultar emocionante. El Padre apóstata y renegado, se pregunta con seriedad estremecedora:
-¿Qué has hecho? Pero, ¿te das cuenta del abismo en que te has precipitado? Al abandonar la Iglesia y renegar de la fe católica, ¿no te sientes ya con un pie, y hasta con los dos en el Infierno?…
Con más energía que el muchacho de la parábola, se dice resuelto: -¡Me levanto, y vuelvo a mi Padre Dios, a mi Hermano Jesucristo, a mi Madre la Iglesia Católica!…
Seis meses de dura penitencia, una confesión humilde y decidida, y el Domingo de Ramos hace que vayan a la iglesia todos los fieles que puedan, cuantos más mejor. Ante toda la asamblea, se humilla, y pide a gritos conmovedores y con lágrimas en los ojos:
– ¡Perdónenme! He cometido el peor de los pecados. He abusado de la gracia del Espíritu Santo. Ahora, ante todos ustedes a quienes he escandalizado, maldigo mi apostasía, pido de nuevo el ingreso en la Iglesia Católica, quiero recibir la Sagrada Comunión, y suplico que me impongan otra vez el hábito de mi bendita Orden dominicana. Y sepan todos que me voy a presentar al rey, pase lo que pase…
A la emoción de este segundo acto sigue la gloria del acto tercero. Se presenta efectivamente ante el rey musulmán, que está rodeado de brillante escolta, y le dice sin miedos: -Dejé en un momento malhadado mi fe cristiana, pero ahora vuelvo a ser cristiano y católico. Esa mi fe católica es demasiado seria.
El rey no sale de su asombro: -¿Y por qué haces ahora esto?… Vuelve a Mahoma, que yo te prometo una vida feliz, de honor y de placer. En mi corte serás el hombre grande que tú mereces. No vayas a ser tan insensato que prefieras morir en medio de los peores tormentos.
El Padre se mantiene firme, y, efectivamente, muere después de padecimientos indecibles. Todo, por haber reconocido a tiempo la seriedad de su fe cristiana y católica (P. Antonio Neyret, en Túnez)
Esta historia entraña una magnífica lección, tan actual en nuestros días.
Son muchos los que creen que la fe, la piedad, la devoción, la religiosidad son características de gente débil. De buenas mujeres de iglesia. De hombres que se doblan ya bajo el peso de los años…
Cuando lo que hacen estas personas tan fieles no es más que predicarnos a todos lo que es el haber vivido siempre en fidelidad a Jesucristo y a su Iglesia. Su piedad y su devoción no son más que un premio de Dios que, con una paz interior envidiable, los está preparando para el gran día que ya miran cerca…
Hoy, efectivamente, se invita muchas veces al creyente católico a jugar con su fe. A mirar con recelo la piedad en que se formó. A tender la mirada a otras formas de religión esotéricas, novedosas, prometedoras de mesianismos fáciles, más en consonancia con el hombre moderno… Sin embargo, la fe católica es demasiado seria, y no es de prudentes el jugar con ella.
Ser de Jesucristo por el Bautismo es lo más grande que se ha recibido de Dios.
Ser miembro de la Iglesia fundada por Jesucristo no es una broma, sino una gracia muy singular.
Ser un destinatario de los Sacramentos de la Iglesia es poseer un derecho extraordinario.
Ser un convocado a la santidad que de sus hijos exige la Iglesia, conforme a su vocación, es una llamada cariñosa de Dios, que nos ama y nos elige.
El cristiano sabe que no se puede jugar a la ligera con todos estos dones de Dios, que van concatenados los unos con los otros hasta desembocar en una salvación del todo segura.
Unos jóvenes descreídos se empeñan en reírse de la religión, y quieren gastar una broma pesada a costa del santo Cura de Ars, San Juan María Vianney. Uno va a ir al pueblo del Cura famoso para observar, traer sus impresiones, y después publicarlas para risa de todos. El designado va a ver al Cura santo, y al regresar a París le rodean los compañeros burlones:
– ¿Qué? ¿Cómo te ha ido? ¿Qué has visto en ese Cura de la fama?…
El otro calla. Y al fin responde serio, muy serio:
– ¿Me preguntan sobre lo que he visto? Pues, sépanlo, y cállense en adelante: ¡He visto a Dios en un hombre!…
Ya no bromearon más. Se dieron cuenta de que la fe católica encarnada por el Cura santo era una cosa muy seria…
Si tomamos la Biblia en nuestras manos, nos encontramos con textos que nos expresan esta seriedad de Dios respecto a los dones que nos ha confiado.
En una nos previene Dios: -En todas tus acciones acuérdate de tus fines últimos, y nunca jamás pecarás, nunca dejarás a tu Dios… (Eclesiástico 7,40)
Pablo avisa grave a los que jugaban con su fe: -El que piensa estar firme, mire de no caer… (1Corintios 10,12). -Y cuidado los que se engañan a sí mismos; porque de Dios no se va a reír nadie (Gálatas 6,7)
Ante tanta seriedad, a nosotros se nos ocurre vivir con el optimismo y alegría de siempre. Con la gracia de Dios, mantenemos, vivimos, defendemos nuestra fe cristiana y católica, que nos llena de orgullo santo. Es un favor grande de Dios el mantenernos firmes en la fe. Contando siempre con su favor, no tendremos que volver nunca a la Iglesia Católica, porque nunca la habremos abandonado. Y morir en la Iglesia cuando nos llegue la hora, ¡eso sí que será suerte grande!…