Gracia

Por el camino de Cristo

20. marzo 2024 | Por | Categoria: Gracia

Con frecuencia escuchamos en la Liturgia de la Iglesia, pero sobre todo por la Navidad, el grito del profeta Isaías, que nos señala Jerusalén como el monte de Dios hacia el cual correrán en tropel todas las gentes, ilusionadas con el Dios de Israel que les trae la salvación y todos los bienes del Cristo prometido:
– ¡Venid, subamos al monte del Señor, para que nos señale sus caminos y caminenos por sus sendas (Isaías 1,3)

Nosotros conocemos bien esa carretera espléndida trazada por Dios para que lleguemos hasta Él. Carretera que no es otra sino Jesucristo, el cual nos lleva hasta el Padre y hasta su morada santa de la Gloria. Es cierto. Pero, ¿no nos desviamos nunca y nos salimos de esa carretera para tomar otra equivocada?



El agua viva

13. marzo 2024 | Por | Categoria: Gracia

Muchas veces hablamos del Espíritu Santo en nuestros mensajes. Porque el Espíritu Santo es muy actual en la Iglesia de nuestros días. Jesús lo comparó al agua viva, de puro manantial, que sacia la sed, y, al correr después por los campos, va engrosando su caudal y llena de fertilidad la tierra. Esa agua viva del Espíritu es lo que en cristiano llamamos la Gracia de Dios. ¡Y qué regalo tan grande de Dios es el agua viva del Espíritu! Sin ella, nos abrasaría la sed y moriría nuestra alma por deshidratación…



El Espíritu del Señor Jesús

6. marzo 2024 | Por | Categoria: Gracia

Casi podríamos empezar este mensaje haciendo una pregunta curiosa:
– ¿Cuántos templos, cuántas iglesias, hemos visto consagrados al Espíritu Santo?
En muchas partes, ni uno siquiera. En ciudades muy grandes, a lo mejor encontramos algún templo que otro con su nombre. Y, a la verdad, que no estaría mal decir alguna vez…



La Conversión cristiana

28. febrero 2024 | Por | Categoria: Gracia

El Evangelio de Jesús comienza con esta expresión, que hoy volvemos a repetir mucho en la Iglesia, porque es de actualidad perenne:
– ¡A convertirse! Porque a llegado el Reino de Dios (Marcos 1,15)
Pero, muchos se preguntan:
– ¿Cómo? ¿Que yo no estoy con Jesucristo, o qué? ¿No le pertenezco a Jesucristo desde mi Bautismo? ¿No opté por Él de una vez para siempre? ¿Es que acaso he renegado de la fe que recibí, como el mayor don de Dios, en la Iglesia Católica?…